Desde la década de 1990, el mundo ha visto una proliferación de estados de excepción. La detención indefinida de “combatientes enemigos”, la acelerada construcción de barreras fortificadas entre países y el aumento de la población mundial considerada “ilegal” ejemplifican la tendencia mundial a normalizar las excepciones. Donald Trump es el caso más burdo —no por ello menos alarmante— de esta tendencia.
Autor:
Rodrigo Chacón
Número de revista:
117