El alcance de 2013-14 reforma energética de México es sin precedentes. La reforma modifica aspectos legales, financieros y operativos de upstream, midstream y actividades aguas abajo para el sector del petróleo y el gas. Asimismo, se revisa de manera significativa el andamiaje institucional que rodea a la operación y regulación de la generación de electricidad, distribución, transmisión y al por menor. Como resultado, la industria energética mexicana se moverá de la integración vertical, ordenado por medio de las entidades estatales y bastante cerrado a la inversión extranjera, de regirse por los principios de la competencia, donde el capital extranjero no sólo será bienvenida, pero animó, incluso si el Estado, y las empresas de propiedad estatal, siguen desempeñando un papel de liderazgo.